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Ricardo conoce el bosque de Teruel como la palma de su mano. Lo ha dibujado y pisado a menudo. Como él dice «eché los dientes en esta carretera». El proyecto de Cooperación del Programa de Desarrollo Rural,»Micoaragón», ha servido para mostrar a sus conciudadanos el valor de la micología. 

¿Se le pueden poner vallas al campo o al bosque?

(Risas) No, es imposible, la plaza es muy grande, requeriría muchas puertas…

Vuestro proyecto, entonces, requiere de una mayor dosis de imaginación, exige fijar metodologías sobre zonas protegidas, micología, etc…

En realidad es una cuestión de pedagogía, de concienciar a la población de la importancia del recurso, de cómo se debe gestionar, para que sea sostenible.

Tú has nacido y te has criado aquí, en la Sierra de Albarracín ¿qué supone para ti poder afrontar un proyecto como éste?

Es una gran ilusión poder plasmar los conocimientos adquiridos durante años de estudio y trabajo en un territorio que conocemos tan bien y con el arraigo sentimental que sobre él tenemos. Para quienes llevamos 30 años viviendo aquí, poder trabajar para mejorar las condiciones de vida de la población, de tal forma que se pueda mantener en el territorio, es ciertamente ilusionante.

Define a grandes rasgos el proyecto y quiénes formáis parte de él

El proyecto, que se denomina MicoAragón, Gestión sostenible y valorización del recurso micológico de Aragón, está integrado por tres socios, que son Casa Ubieto, con sede en Ayerbe; la Escuela de Negocios del Pirineo, más conocidos por sus siglas, ESNEPI, que son dinamizadores de proyectos en el medio rural; y nosotros, Qilex, Consultoría Forestal, que somos una empresa que nos dedicamos a la planificación y gestión forestal en todos sus recursos.

Como Centros de Investigación están el CITA y el Parque Tecnológico Aula Dei.

Y como socios beneficiarios están la Comarca del Sobrarbe, FARATUR (los empresarios de turismo rural) y la Asociación Micológica Cesaraugusta.

El proyecto, como su propio nombre indica, lo que busca es la gestión y la valorización del recurso micológico de Aragón, con el objetivo de fijar población a través de una actividad económica, ya sea de naturaleza comercial, turística o la propia gestión del recurso, que genere puestos de trabajo y permita que la población se quede en el territorio.

El proyecto es muy ambicioso, porque estamos hablando de todo Aragón ¿Cuánto bosque productivo hay en Aragón? ¿Está cuantificado? ¿Existen cifras?

Tenemos unas cifras previas, en base al mapa forestal de España, en el que se indica que 2,6 millones de hectáreas, algo más de la mitad de la superficie de Aragón, puede considerarse forestal. De las cuales, una gran parte, son capaces de producir hongos de interés socioeconómico, lo que al fin y al cabo es nuestro objetivo, trabajar para conocer exactamente qué superficie tenemos y valorar ese potencial productivo de cara a la recolección de setas, el  micoturismo, la comercialización de los productos, etc.

Existe ya una cultura micológica sobre determinadas especies concretas, pero el bosque produce mucho más, ¿no?

Sí, es verdaderamente increíble. Para que te hagas una idea, normalmente en las zonas rurales se han venido recogiendo, 3, 4 o 5 especies cuando, por ejemplo, el otro día en unas Jornadas se hablaba de que en el territorio turolense están catalogadas más de 1600 especies. Evidentemente, muchas de estas especies no son comestibles ni tienen un gran interés, al menos a priori, para el recolector. Sin embargo, estos datos sí permiten ampliar mucho la cultura micológica, extendiéndola a un mayor número de especies, a lo largo de todo el año y reduciendo la carga recolectora de las especies más típicas. Digamos que podríamos atraer a más recolectores durante más tiempo y además de forma más sostenible.

En este momento, ¿en qué fase del proyecto estamos?

Estamos en la primera fase del proyecto, en la que se está finalizando la redacción del diagnóstico previo sobre la extensión de la superficie y cuánto produce. Esto lo estamos extrayendo a través de un modelo muy novedoso que son los “paneles de expertos”, es decir, en cada zona preguntar a los recolectores locales el potencial productor de sus montes, para luego extrapolar los datos en todo Aragón. También estamos estudiando las costumbres recolectoras de la población local, para ver dónde podemos incidir,  y qué valor podría tener y, por último, la cantidad de “micoturistas” que acuden a nuestros montes, para recolectar setas, estudiando su perfil para conseguir incrementar su interés.

Una parte del estudio se basa en las encuestas realizadas a la población sobre la realidad de la recolección de setas, pero, ¿el recolector de setas, cuenta la verdad sobre lo que recoge?

Es difícil. Siempre tiendes a recordar los mejores días de recolección o incluso, en otros casos, a guardarte para ti tus mejores recolecciones. Creo que hay que saber establecer medias e interpretar los datos de tal forma que el margen de error disminuya…esto se consigue con muchas, muchas encuestas.

Una vez calculada la producción, debe calcularse la rentabilidad, ¿somos conscientes del valor de este recurso?

A día de hoy, yo creo que la población no es consciente de lo que vale este recurso. A priori se ha establecido un valor de entre 60 y 180 millones de euros, aquí entraría lo que es la parte que se comercializa, los derechos de recolección, así como el valor del micoturismo. Esta cifra, para un sector como el forestal, que suele presentar bajas rentabilidades, es muy interesante.

Zonas reguladas y zonas no reguladas, ¿cuál es el valor añadido de las primeras?

A ver, en muchas ocasiones, las zonas reguladas se han visto como una limitación o una imposición. Sin embargo, desde nuestro proyecto, a través de un modelo a escala regional, lo que se intenta es llevar todas las iniciativas de una manera uniforme, para que se conozcan los beneficios de que las zonas estén reguladas. Por un lado, evitamos que se acerquen sectores que no son respetuosos con el recurso. Y, por otro, se trata de ofrecer un valor añadido al recolector, por ejemplo, que encuentre puntos de información y zonas con menor aglomeración, para mejorar su experiencia micológica.

¿Llegarán las setas a estar geoposicionadas?

No, es imposible. El monte es muy grande…cada palmo es diferente y tiene sus peculiaridades. Ésa es precisamente su magia, su principal atractivo, donde el recolector encuentra su reto.

Pero, como usuarios, ¿vamos a poder usar la tecnología en este ámbito? Saber si estamos en zona regulada o no…

Bueno, a día de hoy, todo requiere de tecnología, lo que se busca con este modelo es tener una seguridad para el recolector de que, de una forma sencilla, pueda consultar si está en una zona regulada o no, por ejemplo, para evitar ser sancionado por despiste o, como te decía anteriormente, para disfrutar de esos servicios que se ponen a su alcance en estas zonas.

Ricardo Forcadell, un amante de su trabajo

Primera fase del proyecto ya está, ¿cuáles son las dos siguientes? Porque es un proyecto a tres años…

Pues tras el diagnóstico, lo siguiente es dinamizar el recurso. Las líneas de trabajo en esta dinamización sería, en primera instancia, darlo a conocer a través de Jornadas, mercadillos, introducir el producto en nuestra gastronomía, etc. Después, asentar un modelo de gestión y gobernanza del recurso, que sea el mismo en todo Aragón y, por último, establecer una serie de recomendaciones que sean también comunes en todo Aragón. Al final, se trataría de incorporarnos a un modelo, que ya está creado, que es la Red Europea de Parques Micológicos, evolucionando hacia la globalización, para conocer los errores y los aciertos en este ámbito y mejorarlo.

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