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TARSICIO VIEJO. CENTRAL HORTOFRUTÍCOLA (Sabiñán).

Tarsicio no duda en afirmar que el mundo de la fruta llamó a su puerta por sorpresa. Él trabajaba en Barcelona, en una empresa de investigación de mercados, y apenas conocía el sector. Hoy cuenta ya con tres décadas a sus espaldas en la comercialización de la cereza y otras frutas de la zona de Sabiñán (Zaragoza). En esta entrevista nos cuenta su trayectoria y las principales claves de su negocio.

¿Cómo surge este negocio?

Yo no tenía ninguna vinculación con el negocio de la fruta, pero el padre de mi mujer se había dedicado a la fruta durante toda su vida. Nosotros vivíamos en Barcelona, yo trabajaba en una empresa de investigación de mercados -siempre me había gustado el mundo de los negocios, de los intercambios comerciales- y un buen día nos vinimos a vivir aquí y comencé a ayudar a mi suegro. Comenzamos con el comercio al por mayor y mi formación en marketing nos ayudó a expandir la empresa. Después, adquirimos estas cámaras y así es cómo hemos ido desarrollando nuestro negocio. 

¿De qué años estamos hablando?

Yo me vine de Barcelona en el año 1989 y las cámaras las compramos en el año 2000. Como ves, me incorporé al mundo de la fruta ya un poco mayor, ya estaba casado, tenía hijos…

¿Y crees que habrá continuidad?

Pues tengo dos hijos y, sí, llevan idea de quedarse. De ahí que nos hayamos metido en una inversión y hayamos solicitado subvención a través de los fondos FEADER. Las cámaras estaban un poco obsoletas y estamos llevando a cabo una modernización progresiva.

¿Cuáles son los principales productos que manejáis?

Nuestro principal producto es la cereza, comercializamos  aproximadamente un millón de kilos de cerezas al año. También ciruela, unos 500.000 kilos, tenemos algo de melocotón, albaricoque, y luego, en invierno, para cubrir todo el abanico anual, tenemos manzana, pera conferencia y blanquilla. Esto nos permite mantener los puestos de trabajo durante todo el año.

¿En qué mercados os movéis?

Nos movemos principalmente en mercados nacionales. Ahora estamos intentando preparar una especie de “marca de calidad territorial”, para dar renombre a la cereza de la zona. Nuestra cereza es más pequeña, pero sin embargo es de una gran calidad. Lo que sucede es que para exportación, al tener un tamaño más pequeño, no hay tanta demanda, de ahí que, por el momento, nos movamos en mercados nacionales. No obstante, conforme las personas se vayan concienciando de que la cereza no tiene por qué ser de un gran tamaño para ser buena, podremos ir ampliando mercados.

Uno de los problemas son los minifundios, ¿no?

Sí, en efecto, hay muchos pequeños productores. Está todo muy atomizado, son partidas muy pequeñas y no nos permiten tener la homogeneidad suficiente como para mejorar la exportación.

¿Cuántos puestos de trabajo mantenéis en este momento?

Oscila de 8 a 10 personas.

¿Es difícil hacer empresa en el medio rural?

Sí, desde luego, no es algo sencillo. Sin embargo, si tienes espíritu emprendedor las dificultades se van sorteando y sacas adelante el negocio. Lo que sí observo es que los pueblos siguen muriendo pese a los esfuerzos del gobierno para frenar la despoblación, parece que es un sector en el que no se quiere permanecer. Sin embargo, en un pueblo, además de encontrar calidad de vida, te puedes ganar bien la vida…no comprendo por qué los pueblos se mueren…

¿Cuál ha sido el papel del Programa de Desarrollo Rural en vuestro negocio?

Pues ha sido una ayuda importante. A nosotros, sobre todo, nos ha permitido modernizarnos y emprender proyectos que de otra manera igual no los hubiéremos iniciado. Estas ayudas me están permitiendo, sobre todo, articular la continuidad de mis hijos en el negocio.

¿Cuál es tu horizonte?

Sin duda, mi horizonte son mis hijos.

Estoy próximo a jubilarme y, la verdad, tengo aficiones. Yo estudié magisterio, me gusta leer, pinto…sin embargo, este gusanillo lo conservo y seguramente me quedaré en un segundo plano, ayudándoles. Ellos tienen preparación y yo creo que eso es positivo de cara a la apertura a mercados internacionales.

De hecho, dejando de lado el horizonte personal, desde el punto de vista de la empresa, yo creo que estamos en una fase de consolidación de la exportación. Las primeras exportaciones las hacíamos en una furgoneta a Burdeos, imagina…en la actualidad, la idea es abrirnos a mercados internacionales, trabajamos ya en Francia, en Inglaterra, también tengo un cliente italiano y cierro transacciones con un operador portugués. Para que te hagas una idea, fuera sacamos un 40-50% de la producción en los años en los que la cosecha va bien y en los peores un 30-40%. El futuro más inmediato es consolidarnos en la exportación, sí.

¿Cuánto ha cambiado en estos 30 años el mundo de la fruta?

Muchísimo. Antiguamente era todo muy artesanal. Además, los transportes no tenían nada que ver, se ha evolucionado mucho en logística, en comunicaciones, yo creo que ha habido una evolución muy grande.

Quizá el principal problema de la agricultura actual son las grandes superficies comerciales. Todas las operaciones se cierran con un intermediario y, al final, el que más pierde es el agricultor. Y esto conecta con lo que te decía al principio de la atomización. El sector no tiene fuerza.

¿Cómo va a ser la próxima cosecha?

Yo creo que va a ser buena. El año pasado fue de mucha lluvia y ahora está haciendo frío, así que yo preveo -y espero- que habrá una buena cosecha.

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