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Lagueruela (Jiloca, 68 habitantes) viaja en una maleta repleta de sabores de monte. La maleta va de aquí para allá, custodiando los sabores que guarda en el interior de las conservas de carne. Y cuando alguien lo prueba y queda satisfecho palpita con un poquito más de fuerza la vida del pueblo, la vida del medio rural.

A estas palabras les da sentido “Laurel y tomillo” una empresa de tres emprendedores (Andrea Iorga, Ángel y Susana Lahuerta), que comercializan escabechados desde este municipio turolense siguiendo una ancestral receta. Hablamos con Susana Lahuerta.

-A la historia de muchos emprendedores en el medio rural les acompaña un halo romántico.

-Nuestra parte romántica es perpetuar una receta que se viene realizando desde generaciones en la familia. Así que apostar por los escabechados brotó de forma natural y sencilla. Queríamos dirigirnos a ese nicho de mercado preocupado por la cocina sana y sin aditivos. Un público de altas expectativas gastronómicas.

-Comercializan desde hace un año y medio.

-A lo que debemos añadir el trabajo anterior, nada desdeñable, de dar forma al negocio. Con estudios de mercado y cocinando. Realizamos catas hasta dar con la receta más comercial sin perder nuestro propósito. La carne, de primerísima calidad, es cocida durante horas a baja temperatura en aceite de oliva virgen extra y el aporte de vinagre es escaso. De ahí que para algunos, nuestro escabechado resulta más bien un confitado, porque en este tipo de conservas existen bastantes peculiaridades según las zonas. Si alguien desea más ácido, se le puede añadir.

-¿Cómo ha ido la acogida?

-Tremendamente positiva. Por muchas razones, por ejemplo, desconocíamos el sector -que es nuevo para los tres- y hemos conocido a unas personas estupendas de las cuales aprendemos todos los días. Hablo de proveedores, clientes, puntos de venta… Son un gran cúmulo de experiencias enriquecedoras.

Estamos creando una marca y sacando al mercado un producto nuevo. Exige muchos viajes, pero la respuesta es buenísima. Estamos presentes en el norte de España, Madrid, Levante y también en el sur.

-Perdiz, conejo, pero también lechal, cerdo.

-En estos meses hemos ampliado nuestros productos con lechal y costilla de cerdo en azafrán así también contribuimos a potenciar este cultivo tan nuestro del Jiloca. Procuramos que nuestros proveedores sean principalmente de Aragón, si los hay, y siempre con materias primas de primerísima calidad.

-Ustedes contaban con otras ocupaciones antes de `Laurel y tomillo´, ¿qué les daba más vértigo?

-Vértigo poco, porque somos un poco temerarios, aún así hay que hacerlo todo con cabeza. Recomiendo que si no tienes capacidad de resiliencia ¡ni lo intentes! porque te van a salir al paso un montón de problemas con los que no contabas. Un trabajo estable es más seguro… ¡pero más aburrido!

-Contaron con una ayuda del programa LEADER que gestionaron en ADRI Jiloca Gallocanta.

-Nos costó una cantidad de papeleo tremenda. Sin la ayuda inestimable del personal del grupo de acción local no sé si lo hubiéramos conseguido, porque la burocracia resulta muy exigente aunque seas una pequeña empresa. Les estamos muy agradecidos.

 

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