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Manejo del almendro en secano, otra vida útil para el purín o potenciar la marca y el consumo de ternera aragonesa conforman  algunos de los grupos de cooperación que operan actualmente en Aragón y reciben su apoyo del Programa de Desarrollo Rural. Una pequeña muestra de las sinergias que se establecen para mejorar  el trabajo diario de nuestro sector primario.

Almendras en el secano aragonés

En dos parcelas parcelas-ubicadas en Sierra de Luna e Hijar-se cultivan almendros. En una se mantiene y preserva el laboreo tradicional; en la otra, se trabaja la cubierta vegetal con acabados diferentes. En ambas se observan los efectos y la evolución del suelo y de la producción. Cuando cultivamos almendras ¿nos planteamos cómo se erosiona el terreno?, ¿qué efectos tiene nuestro trabajo en el medio ambiente? A estas cuestiones trata de aportar una respuesta el grupo de cooperación que forman Arento, Grupo Cooperativo Agroalimentario de Aragón y Soluciones Agrícolas Cultívate. Este grupo lleva dos años implicado en estas parcelas y les resta otro más. Para ello han recibido el apoyo del Programa de Desarrollo Rural con cerca de 115.000 euros.

José Ángel Pérez, de Cultívate, explica que el modo tradicional conlleva oxidar la materia orgánica del suelo de ahí que, a medio y largo plazo, estas tierras ganen en aridez y pierdan fertilidad. “El agricultor no aprecia este efecto negativo en dos años, pero sí a la larga. La aridez genera más aridez, se agrava la erosión del terreno y el medioambiente se deteriora”. Pérez señala que “toda la sociedad sale ganando cuando mejoramos estas prácticas. La conservación del medioambiente. Este asunto nos afecta e interesa a todos. De ahí que haya que saber y probar qué técnicas agrícolas resultan más adecuadas para introducir cambios en el manejo a fin de que se eviten erosiones y pérdidas de suelo. La creciente desertificación de los terrenos agrícolas y la emisión de gases de efecto invernadero hace que se busquen estrategias económicas en cuanto a los cultivos leñosos de secano en Aragón”.

Ternera… gallega ¡estupendo!

Pero… ¿y si procede de Aragón? En estos temas andan inmersos la Asociación de Productores de Carne de Vacuno de Aragón (APCVA) en cooperación con la Asociación Aragonesa de ganaderos de bovinos de raza Pirenaica (ASAPI). Consumo de proximidad, calidad, evitar la huella ecológica enmarcan esta cooperación que busca potenciar el posicionamiento de la carne de vacuno de Aragón en los mercados locales y fomentar el consumo de productos de proximidad entre los consumidores.

Javier Badía, gerente de la Asociación de Productores de Vacuno, explica que su entidad aglutina a 30 explotaciones ganaderas y diez empresas comercializadoras (hay quienes desempeñas ambas funciones) y están repartidas en dos zonas principales: el entorno de Zaragoza y en el Valle de Broto. “Con este grupo de cooperación unimos sinergias y sumamos esfuerzos entre ambas entidades para potenciar el consumo de vacuno de Aragón en nuestra propia comunidad. Nuestro vacuno es igual o mejor que otros muchos pero, sencillamente, el consumidor no lo sabe”.

Este proyecto se encuentra en su primera anualidad y concluirá en 2022. “Una parte será de publicidad y márquetin clásico. Vamos a señalizar en los puntos de venta finales el vacuno de Aragón para que el comprador lo identifique y reconozca el producto. En Aragón la profesionalidad de los productores es elevadísima y eso genera una carne de gran calidad. Otras marcas son más conocidas porque pueden hacer más campañas de publicidad y llegan al consumidor por más vías. Quizá en esto es en lo que falla la marca”. Y ahí entra este grupo de cooperación.

 

La otra vida del purín

Un proyecto que une a agricultores y ganaderos es COPUR. En 2017 se formó el grupo de cooperación (COPUR) entre el grupo Arcoiris, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y la cooperativa Virgen de Los Pueyos de Alcañiz con el fin de crear un centro gestor para utilizar el purín excedente de la comarca del Matarraña (al que se ha sumado también el purín del Bajo Aragón) en abono para las tierras de cultivo del Bajo Aragón.

Se pretende que los agricultores se puedan beneficiar y reducir costes al usar como abono el purín generado por las granjas del propio territorio y además, se soluciona el grave problema medioambiental que originan los desechos del ganado porcino. El fracaso de la puesta en marcha de las macroplantas de purines de Peñarroya de Tastavins y Valderrobres propició la búsqueda de una nueva salida a este residuo. El gerente del cooperativa Virgen de los Pueyos, Mariano Mínguez- explica que existen 7.000 hectáreas de regadíos (4 mil recientes) y 12 mil de secano en esta zona. “Este abono natural llegaría a los campos dedicados a forrajes y cereales siempre respetando la normativa vigente para optimizar el abonado. No entran, por ejemplo, las explotaciones dedicadas al melocotón, ni al olivo que precisan otras necesidades de abono”.

 

 

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