Territorio Mudéjar nace como una asociación de ayuntamientos cuyo objetivo es afianzar una red de gestión unificada y colaborativa para la utilización de los recursos histórico-artísticos vinculados al importante patrimonio mudéjar entendiéndolos como motor de desarrollo de los pueblos y como elemento de identidad para el mantenimiento de las comunidades que forman nuestro territorio. Su directora, Victoria E. Trasobares, nos cuenta el proyecto que se lleva a cabo y su incidencia en las escuelas rurales.
¿Cuales son los objetivos del proyecto de cooperación entre grupos «Circular por la escuela rural: Territorio Mudéjar»?
El objetivo principal del proyecto está orientado a desarrollar materiales educativos en torno a la identidad mudéjar de los pueblos poniendo como centro del proyecto a las escuelas rurales y a la comunidad educativa de los pueblos.
¿Dónde toma el protagonismo el mudéjar?
El conocimiento del patrimonio mudéjar, en la extensión más amplia que trabajamos es decir aquella que aborda no sólo a la evidencia monumental sino el contexto de su existencia, permite ahondar en la «identidad» de los lugares. Conocer los «procesos» permite trabajar desde la interdisciplinariedad, la singularidad y la estrategia de red a través del edificio, el paisaje, el urbanismo, las tradiciones, el patrimonio agrario e hidraúlico así como la inmaterialidad de los lugares.
¿Por qué se ha apostado por la comunidad educativa?
La escuela rural es un agente fundamental para la durabilidad de los vínculos con los lugares; supone trabajar desde los cimientos y con una visión a medio-largo plazo dado que nos permite un doble objetivo: por un lado trabajar en el afianzamiento de la escuela, y sobre todo los docentes, como agente activo de calidad. Un objetivo medible de ello sería aumentar el grado de afianzamiento de los equipos docentes es decir, profesionales de la educación que eligen la escuela rural como proyecto vital.
Por otro lado, hay que trabajar en el orgullo y el arraigo local; la escuela rural debe ser capaz de educar individuos con capacidades de análisis y ello sólo se consigue dando posibilidades de conocimiento, que los pueblos desplieguen todo su potencial como espacio de aprendizaje activo y se conviertan en una opción vital posible de futuro.
¿En qué fase se encuentra ahora?
Tras las primeras acciones basadas sobre todo en trabajar con los docentes hemos iniciado, quizás, la fase más importante, aquella que va a marcar los resultados finales: la hemos denominado ‘Reconocimiento y aprendizaje’ y supone acompañar a las escuelas en el desarrollo del programa docente. Esto se traduce en la realización de visitas mensuales al aula con niños y profesores en las cuales introducimos actividades didácticas que permiten utilizar el patrimonio mudéjar en todas las áreas de conocimiento. De este modo nos implicamos en el proyecto de escuela, pero además vamos diseñando contenidos pedagógicos «con» la escuela no «para» la escuela. Es un matiz importante.
¿Cómo se implican los docentes?
Los docentes llevan implicados desde el comienzo de las primeras acciones: formación, claves de su escuela rural (todas las escuelas son diferentes porque cada realidad rural es diferente por tanto requiere de un tratamiento a medida) y ahora en la incorporación de las actividades de acompañamiento de «Territorio Mudéjar» en el proyecto de escuela. Son lo que mejor conocen el medio y son el vínculo de confianza en la comunidad educativa formada no sólo por los niños sino por sus familias, amigos, entorno, etc…
¿Cómo se traduce al ámbito turístico?
De manera concreta, tan sólo podemos adelantar qué es lo que queremos hacer con los resultados que obtengamos al final de todo el proceso de trabajo con las escuelas y es utilizar los diferentes contenidos para volcarlos en un material didáctico para un público familiar sobre los pueblos mudéjares; tenemos claro que tiene que tener forma de plano interactivo pero la importancia del proyecto radica en que no sabemos todavía donde nos va a llevar el trabajo en el que estamos inmersos y es muy probable que los materiales sean más amplios.
Al final, es pensar en un uso compartido de los materiales obtenidos: escuela/aprendizaje activo — pueblos/aprendizaje lúdico.
Lo importante no es tanto el número de aplicaciones de uso turístico que vamos a desarrollar sino analizar qué hemos obtenido del proceso de trabajo para llegar a los resultados; que éstos provengan del análisis de los procesos nos introduce de lleno en una óptica en la que los conceptos de «economía circular» y «sostenibilidad» alcanzan su pleno significado.
Se trata de la primera acción de un proyecto de cooperación entre grupos de desarrollo rural coordinado por el Grupo Leader Adri Calatayud-Aranda junto a Cedemar, Adefo Cinco Villas, Asomo Moncayo, Adrae Comarca Ribera Alta del Ebro, Fedivalca y ADRI Jiloca-Gallocanta y con la participación de Territorio Mudéjar como entidad privada colaboradora y responsable de la puesta en marcha del proyecto, ¿cómo ha resultado la experiencia?
Excelente, como no podía ser de otra manera. Los grupos son imprescindibles como elemento de cohesión territorial y como manera de conectar nodos y potenciar disruptores de cambio. En Territorio Mudéjar trabajamos desde la convicción de que el territorio es el punto de encuentro del hombre con su patrimonio. Sin una valoración cultural del territorio que ponga de manifiesto la singularidad de sus recursos y estimule la confianza de la comunidad en sí misma y en su capacidad de generar ideas, es difícil que un lugar despegue en su desarrollo económico.
¿Creeís que el programa LEADER como el que ha financiado este proyecto es imprescindible en territorios y proyectos como el vuestro?
Claramente, entidades como la nuestra puede aportar nuevos modelos de gestión, experiencia, metodología, conocimiento sobre las bases del proyecto, pero el proyecto no tendría el alcance que tiene sin el programa LEADER. Para nosotros es especialmente importante si tenemos en cuenta que nuestra labor vincula patrimonio y desarrollo local y todavía existe un gran desconocimiento sobre el potencial que podemos ofrecer, el programa nos permite visibilidad, conocer otras experiencias y sobre todo aprender nuevos modelos de gestión basados en el territorio.
El Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Aragón 2014-2020 representa la mejora de la productividad y de la competitividad del sistema agroalimentario como base de la economía y de la generación de empleo rural, la gestión sostenible de recursos naturales y la acción por el clima y el desarrollo territorial equilibrado.