El sector agrícola está haciendo frente actualmente a una serie de riesgos que hacen que los retos planteados estén cambiando continuamente, entre ellos se encuentra la crisis sanitaria vivida con el covid-19 o la guerra entre Rusia y Ucrania. Unos riesgos que hacen que la incertidumbre sobre la seguridad alimentaria siga creciendo.
Así lo explicó el pasado lunes 26 de abril Ricard Ramón, Jefe de unidad adjunto de la Dirección general de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea en el VIII Foro Nacional de Desarrollo Rural, donde se trató cómo la Comisión Europea Afronta el reto de la sostenibilidad y seguridad alimentaria en un contexto globalizado. A lo largo de esta ponencia se analizaron los parámetros generales para así poder entender las incertidumbres económicas, geopolíticas y climáticas a las que el sector agrícola europeo deberá hacer frente en los próximos años.
El cambio climático es uno de los riesgos más importantes en los que se centró Ricard, debido a que provoca un aumento de la probabilidad de eventos extremos (calor, disminución de las precipitaciones, mayor riesgo de sequía, aumento en el riesgo de la disminución de la biodiversidad o aumento de la demanda de agua) y el agotamiento de los recursos. “El cambio climático es una realidad y es muy importarte que las políticas púbicas acompañen a los agricultores a adaptarse al cambio climático y al mismo tiempo este sector contribuya a su mitigación”.
Abastecimiento
A pesar de que la Unión Europea es ampliamente autónoma para la mayoría de primeras materias agrícolas, sí que está viéndose afectada con la importación de maíz, trigo, colza y girasol, lo que supone tener que buscar alternativas para la alimentación animal y un problema para los agricultores para hacer frente a los costes de fertilizantes, energía y alimentación animal. En este sentido, cabe destacar que en los años 90 Europa tenía un excedente muy limitado de trigo y era deficitario de maíz. Actualmente Europa exporta mucho trigo, y los continentes importadores de trigo y de maíz son África y Asia. Estos datos llevan a poder asegurar que en Europa no va a haber un problema de abastecimiento, pero sí de asequibilidad.
Desde hace unos años, el sector agrícola está haciendo frente a un problema de costes que sigue acentuándose con la crisis actual. Los precios agrícolas están indirectamente relacionados con el precio de la energía y los fertilizantes y se pueden destacar dos momentos en los que hay un impacto muy elevado, tanto en el año 73 como en la crisis del 2008, que tuvieron consecuencias muy importantes. Actualmente se está empezando un nuevo ciclo donde los expertos aseguran que se trata de un momento de gran incertidumbre. “No sabemos si la subida de precios de las primeras materias va a continuar durante mucho tiempo”.
Además, en cuanto a la pandemia y la importancia de la agricultura y sus trabajadores, Ricard hizo hincapié en algunas lecciones que la pandemia del covid-19 ha dejado a la sociedad debido a que uno de los ámbitos que sorprendió durante esos meses fue la resiliencia del sector agroalimentario debido a que no hubo una crisis alimentaria a pesar de los primeros momentos de pánico. Ricard destacó que tanto la PAC como la legislación vigente hicieron que se pudiera actuar de un modo rápido.
Pacto verde
Ante todos los riesgos planteados, Ricard habló de las orientaciones que las distintas políticas europeas ofrecen para acelerar la transición hacia una agricultura más sostenible basada en el conocimiento.
Uno de los debates más importante en los últimos años es cómo ser capaces de conciliar unos métodos de producción más sostenibles garantizando la productividad. De este debate nació el Pacto Verde Europeo hace dos años, convirtiéndose en la estrategia política de la actual comisión europea para afrontar el reto de la sostenibilidad. El objetivo de este pacto es conseguir la neutralidad climática para el 2050 y, a pesar de ser “muy ambicioso, se cree que es posible”, explicó.
Entre las metas para el año 2030 para conseguir una alimentación más sostenible se encuentra el conseguir reducir un 50% el uso de pesticidas, la perdida de nutrientes, las ventas de antimicrobianos y alcanzar a menos un 25% de la superficie europea en agricultura ecológica. Para afrontar todos estos retos, se cuenta con un presupuesto solido hasta el año 2027
Además, en los próximos meses va comenzar la Futura Red de Datos de Sostenibilidad Agrícola que tiene tres objetivos. El primero de ellos es recoger datos a nivel de explotación, tanto de tipo económico, como medioambiental o social, de un modo armonizado. Por otro lado, permitirá garantizar el benchmarking de resultados a nivel de explotación, regional, nacional o sectorial. Por último, integrará los datos con los servicios de asesoramiento, para proporcionar las adecuadas herramientas de consejo a los agricultores.