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El futuro del mundo rural no se puede abordar sin una perspectiva de género, como argumentó José Luis Castellano Prats, secretario general del departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, en la jornada sobre la situación que la mujer en el mundo rural, en la que intervinieron Miriam Ferrer Dufol y Maria Luz Hernández Navarro.

«Mujer y supervivencia del mundo rural son dos caras de la misma moneda, por eso desde el Gobierno de Argón se ha empezado a trabajar en ese sentido dando visibilidad y poniendo en marcha grupos de trabajo que permitan avanzar en el empoderamiento de la mujer a través de las herramientas de que dispone la administración. Una voluntad clara de avanzar y trabajar con una premisa clara, en el mundo agrario no  podemos dar pasos fallidos, sino decididos en generar un ámbito de igualdad real. Y ese ámbito hay que llevarlo a las organizaciones de decisión del mundo rural: cooperativas, sindicatos, órganos de gestión…»

Los cambios y los retos a los que se enfrenta el sector agrario difícilmente se pueden abordar sin un papel protagonista de la mujer. La legislación viene a corroborar ese camino, y aunque la situación demográfica es una factor en contra, nada está perdido. El sector agrario se caracteriza por sus tintes conservadores, las dinámicas a las que necesita incorporarse en los próximos tiempos requieren de roles dinamizadores, no sólo económicos, sino también sociales. El papel que debe jugar la mujer en ese escenario es fundamental.

La legislación es un elemento imprescindible para cambiar las dinámicas existentes. Miriam Ferrer Dufol realizó un repaso histórico sobre la situación de la mujer y sus derechos. Desde la incorporación al voto como derecho fundamental hasta el reto de aplicar las nuevas legislaciones en material de igualdad.

«¿Si son necesarias las leyes de igualdad? Solo es necesario apuntar un pequeño dato, si le preguntas a cualquier persona del mundo occidental quien era Eva, con independencia de su ideología, la respuesta es que Eva fue la culpable de que nos expulsaran del paraíso, y esto que puede parecer anecdótico hace que las mujeres llevemos más de 2000 años cargando sobre nuestras espaldas la culpa de ser las responsables de todos los males del mundo por habernos comido una manzana».

«Los mitos siempre ponen a la mujer en unas situación de culpabilidad y o bien son vírgenes y mártires y se sacrifican por todo el mundo o son malas y perversas». Las leyes en favor del empoderamiento y la igualdad de la mujer son un camino necesario y en el mundo rural más, porque las opciones de ser visibles son menores.

Entre los datos que apuntó en su ponencia, en el mercado laboral agrario, solo el 11% son mujeres. También, respecto a la participación en los órganos de decisión de una estructura tan fundamental como las cooperativas, de los 1.304 consejeros existentes en la actualidad, solo 26 son mujeres. «Eso sí, una final de champions no puede condicionar el horario de un consejo rector si hay mujeres en él».

Para Maria Luz Hernández Navarro, profesora titular del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza y directora del informe sobre «Situación del mundo rural aragonés desde una perspectiva de género», en una entrevista en diario.es  hace mención al papel de la mujer en el mundo rural.  «Las mujeres siempre han tenido un papel importante en las zonas rurales, lo que pasa es que ha sido muy silenciado. Ha sido un papel importante en dedicación, en tiempo, en esfuerzo y en renuncia a sus propios intereses, inquietudes o desarrollo personal para sacar adelante las casas, en el sentido clásico de la palabra: la casa con las tierras, la agricultura, el medio rural y, por otra parte, todo lo doméstico, sacar adelante los hijos, cuidar a los mayores… Era un trabajo doble: fuera, en el campo hasta los años 60 o 70 y después, el trabajo doméstico, que era asumido casi en su totalidad por las mujeres».

«Las más jóvenes, que han salido a estudiar fuera del medio rural no están exentas de los problemas que tienen las mujeres en general. Por otro lado, muchas de ellas buscan directamente no volver, porque los trabajos con los que se pueden encontrar pueden ser precarios o no adaptados a su formación. A veces vuelven un poco más adelante, cuando ya han desarrollado su profesión durante unos años».

El informe presentado –que analizaremos en posteriores informaciones– fue clarificador para la toma en consideración de una realidad, que aunque tozuda, tiene posibilidades de ser cambiada.

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