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Secundino Caso, presidente de la Red Española de Desarrollo Rural, tiene una agenda intensa. Su principal objetivo es lograr que la labor de los Grupos de Acción Local se visualice. En un momento en el que lo rural está en boca de todos, afirma que es deber de todos aprovechar la oportunidad, para que no se convierta en una moda pasajera y se quede en la agenda.

-¿Con qué objetivos trabajan en la Red Española de Desarrollo Rural?

-Aspiramos a ser los ojos de los Grupos de Acción Local (LEADER) y del medio rural en el mundo. Esto significa, estar presentes en los asuntos y las decisiones que se tomen en la capital de España, en los diferentes ministerios, en Europa y, por extensión, en el mundo entero. Los Grupos de Acción Local (GAL), no son capaces de llegar a todo, sencillamente porque están en el territorio. Hace un año dijimos que nuestro deber pasaba por representar a los 250 grupos de acción local y ser influyentes. En estos momentos, nos encontramos en un punto de transición.

-Si en Europa la tendencia es hablar de `lobby´ a la hora de poder explicar y representar…

-¡Pues debemos aspirar a ello! El mundo se está moviendo, sin embargo, los grupos no pueden verlo todo, porque se encuentran fijos en un territorio. Por ejemplo, los Grupos de Acción Local se deben incorporar a los grandes objetivos del desarrollo sostenible. Mientras veamos al mundo rural como una parte del todo, estaremos equivocados. El mundo rural es el todo.

-¿Todo el desarrollo rural converge en el Leader?

-Tenemos que defender un proyecto más allá del programa LEADER y ser reivindicativos en muchos más asuntos. El programa LEADER no soluciona todos los problemas del mundo rural. Hay que apostar por ver ese enfoque integral y transversal. Cuando alguien decide vivir en un pueblo, por mucho que se ofrezcan subvenciones y oportunidades, se trata de un proyecto de vida personal, por lo que afecta a la sanidad, a la educación, a los servicios sociales, la conectividad, las comunicaciones… No entendemos por qué, si hace 50 años fuimos capaces de llevar el alumbrado público a la última aldea, hoy llevar la fibra óptica al último rincón de España es un problema.

-¿Lo va a resolver el nuevo período de programación?

-Para los territorios rurales inteligentes va a haber una cantidad importante de dinero, pero a nosotros nos gustaría que ese dinero, aparte de que fuera gestionado por la gente del territorio, se aprovechara para hacer proyectos de dinamización. No para gastarlo solo en una autopista o en fibra óptica. Eso, por descontado, debería estar garantizado.

-También trabajan para mejorar la imagen de lo rural.

-Reprochamos a los gestores y responsables del cine la imagen casposa y retrasada que muchas veces se ofrece del mundo rural. Esa idea recurrente de que la gente que se queda en los pueblos somos los perdedores. Así que, después de esta entrevista (en Ejea de los Caballeros), nos trasladaremos a Madrid, para reunirnos con la Academia de Cine y empezar a estudiar cómo se pueden revertir esos tópicos. Somos muy reivindicativos, nuestra faceta es representar a los territorios rurales, pero también hacerlo mucho más allá.

-Ha hablado de ser lobby del mundo rural y para ello se necesitan recursos. En la Red están tres personas trabajando y vienen recortes. ¿Cómo se gestiona?

-No se gestiona bien, pero también es verdad que queremos mantener nuestra independencia. No sería muy coherente si nosotros nos convirtiéramos en una gran subvención. La gente que tiene que hacer el desarrollo rural y tiene que cambiar las cosas, es la gente propia que está en el territorio. Seguramente, convendría reforzarnos con más personal en Madrid para repartirnos mejor el trabajo, tener más tiempo y no vernos obligados a poner en macha proyectos para autofinanciarnos.

Ahora disponemos de un presupuesto de poco más de 300.000 euros y con 100.000 euros más ¡ya nos cambiaría la vida! El lobby del mundo rural son 6.000 ayuntamientos que están dentro de los programas LEADER, 8.000 agentes sociales y económicos, más de mil profesionales que están trabajando en todo el territorio, técnicos, gerentes, presidentes, etc. Ya tenemos más de 1.100 millones de euros de la Unión Europea cofinanciados para los territorios rurales de España.

Nuestro lobby es la metodología. Vemos cómo gobiernos como el chino, recurren a la metodología LEADER para sacar adelante proyectos de desarrollo rural. Contamos además con proyectos en Japón, en Ecuador, uno de transferencia en África, nos ha pedido el gobierno que impulsemos un proyecto en Cuba.

-Una metodología que sigue vigente.

-Nosotros defendemos que sea la gente del territorio rural la que decida cuál es su futuro. Cubrimos un aspecto del desarrollo rural al que no llega absolutamente nadie. Existen lugares en los cuales la despoblación es tan potente, que somos los únicos que están tratando de sacar adelante pequeños proyectos (una vía ferrata, un sendero,…) a veces no productivos, y que debemos transformarlos en productivos para que pueda venir gente a desarrollarlos.

-¿Cree que el haber llegado a este punto de despoblación ha sido una oportunidad para que el valor creativo del mundo rural surgiera? Es decir, que el hambre agudiza el ingenio.

-Hace 30 años, Europa puso en marcha una idea que hoy se ha convertido en todo un referente mundial, me refiero a la iniciativa LEADER. Consiguió que los agentes sociales y económicos del mundo rural se unieran para decidir cuál era su futuro. Hoy se trata de una preocupación mundial. Resulta insostenible no contar con un mundo rural. El 90% de la población mundial ocupa solo el 15% del territorio del planeta. Las grandes ciudades, exceso de contaminación… eso no es vivir, es mal vivir. El 85% del territorio está vacío y encima queremos conservar su paisaje, su cultura…. Un ecosistema no puede mantenerse si no hay gente, porque el nuestro es siempre un paisaje humanizado. El paisaje que queremos conservar lo ha hecho el hombre. Pero a partir de ahora ya no vamos a seguir siendo capaces de mantenerlo, si no contamos con personas viviendo en el mundo rural.

-Es una oportunidad.

-Un reequilibrio de la población y darle una oportunidad a nuestra gente joven. Durante años hemos vendido que había que formarse, trabajar en una multinacional, en una gran empresa… ¿para qué?, ¿para ganar 900 euros? ¿Para malvivir en una gran ciudad? Con menos se puede vivir en una zona rural, pero entre todos lo tenemos que hacer posible. Procurar servicios de todo tipo y también dignificar a la gente que vive en el mundo rural. No son los tontos, ni los torpes. Hay que dignificar esa forma tranquila de vivir despacio, de poder hablar con el vecino. Es un modelo de vida que creo que poco a poco se va a poner en marcha. Hoy miles de personas trabajan desde su casa. Ese trabajo puede hacerse desde cualquier lugar del país, pero para que vayan, tenemos que facilitar sanidad, educación, servicios, cultura, vida social y eso lo tenemos que hacer entre todos.

 

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