Los agricultores y las cooperativas de Aragón, los centros públicos de investigación y transferencia y la industria alimentaria, acaban de conformar una nueva estructura de cooperación. Se trata de la Red Arax-Red Aragonesa de cultivos extensivos y leguminosas-, que se constituye para conectar al productor de base con las empresas que transforman las materias primas que cultiva. El primer paso va a consistir en estructurar y organizar los ensayos de nuevas variedades vegetales -cereales y leguminosas principalmente-, que se realizan desde el Centro de Transferencia Agroalimentaria del Gobierno de Aragón en colaboración con las cooperativas comarcales, de tal forma que toda la información que genere, se comparta a través de la red y quedé al servicio de la rentabilidad y la competitividad de las explotaciones agrarias.
La Red Arax se ha constituido gracias a que el Programa de Desarrollo Rural de Aragón (PDR) aprobó, en la convocatoria de 2019, dos grupos de cooperación que llevan por nombre “Red de innovación y transferencia en cultivos extensivos” y “Estrategia para la promoción y el uso de leguminosas autóctonas para alimentación humana y animal” y que ahora se unen en una sola vía de trabajo y comunicación para ganar en eficiencia y operatividad.
“En estos años hemos logrado duplicar la productividad de los cereales en secano y cuadriplicar en regadío desde la mejora vegetal y el trabajo con nuevas genéticas, que son capaces de adaptarse a las condiciones aragonesas”, explica Miguel Gutiérrez, responsable del Centro de Transferencia Agroalimentaria del Gobierno de Aragón. En este sentido, recuerda que “el 70% de la superficie agraria de la Comunidad está dedicada a los cultivos herbáceos. Es evidente que debemos producir más y de mayor calidad para mejorar la renta agraria vía productividad y precio diferencial”.
Pese a la enorme extensión dedicada al cereal –en la última campaña alrededor de 800.000 hectáreas-, Aragón necesita importar grano por valor de 180 M€, para una cabaña de 10 millones de animales. “El sector está integrado por muchos productores pequeños, atomizados y dispersos en el territorio que comparten problemáticas y retos comunes. Existe una oportunidad de estructurar una red que integre a agentes de toda la cadena de valor de la producción de cultivos extensivos, para estar mejor coordinados y ser más eficientes”, concluye Gutiérrez. Además, la Red Arax va a trabajar por la promoción de las leguminosas como una alternativa rentable y medioambientalmente sostenible para el agricultor de base. Jesús Abadías, técnico de Cooperativas Agro-alimentarias de Aragón, avanza que “las leguminosas sintetizan y fijan el nitrógeno atmosférico, gracias a su simbiosis con las bacterias nitrificantes que se alojan en las raíces. Esto supone una reducción del uso de productos fertilizantes y de las emisiones de gases efecto invernadero”.
Desde la década de los 60, España ha perdido 530.000 hectáreas de leguminosas –en la actualidad rondan las 200.000 hectáreas-, lo que ha generado una dependencia casi total de las importaciones de países americanos tanto para alimentación animal como humana. “En estos momentos, la soja –continúa Abadías- es una fuente de proteína vegetal muy demandada. Hay que recuperar la atracción de los agricultores por la producción de las leguminosas y todo pasa por integrar también al sector transformador, tanto fabricantes de piensos como industria alimentaria”. En 2019 Aragón ha duplicado la superficie dedicada a la soja.