Hoy día no se concibe una agricultura competitiva sin la optimización del agua en el riego. Aragón es un buen ejemplo de ello, y en su Programa de Desarrollo Rural, los más de 13,1 millones en ayudas públicas comprometidas hasta finales de 2018, son una muestra de la sensibilidad por crear riqueza en el entorno rural.
Las cifras de inversión en nuevos regadíos han tenido como destinatarias 9 de las 33 comarcas de Aragón. Todas ellas en la mitad norte de la comunidad, en los territorios con mayor superficie agrícola productiva. A la cabeza de las ayudas en modernización de regadíos se encuentra el Somontano, con un 21,5% de los fondos totales y 2,8 millones de inversión. Le siguen Bajo Cinca 2,4 millones de € (18,9%) y la Litera con 2,03 millones de € (14,4%). Monegros, Cinco Villas, Campo de Borja, Cinca Medio y Bajo Aragón completan la tabla.
Algunos proyectos.
Un pilar indiscutible para asegurar el futuro de los pueblos de Aragón pasa por la modernización de regadíos. En este aspecto encontramos una gran variedad de situaciones a lo largo de nuestra geografía. La gran mayoría de las comunidades comenzaron con sus proyectos de modernización hace años ya que se trata de una labor extensa en el tiempo y compleja pero nadie discute sus beneficios. Luis Olivera, preside la comunidad de regantes número 1 del Canal del Cinca (Barbastro) y ellos van por la tercera fase “ahora ninguno de nuestros agricultores lo cuestiona, todos quieren acceder al regadío. Han visto sus ventajas”.
Comenzando por el sur, en Calanda, la comunidad de regantes del Guadalopillo (Calanda) trabaja para llevar las tuberías de riego a 70 hectáreas distribuidas en un gran número de huerta tradicional (110 propietarios) dedicada al cultivo del melocotón y dejar atrás el riego tradicional. Esta comunidad comenzó en 2002 con sus primeras obras de modernización que consistió en la construcción de cuatro balsas de riego para proveerse de agua. Jesús Jubierre, secretario de la comunidad afirma que tras esta actuación el 65% de las tierras de sus comuneros estarán modernizadas.
En Alfamén, nos encontramos con otro tipo de iniciativa. Como asegura el presidente de la comunidad de regantes de la Dehesa de Liar y Carboniel, Jesús Sánchez, “la escasez de agua nos exige ser innovadores”. Para ello van a sustituir los pozos por el agua saliente de la depuradora de agua residuales de la población para regar sus campos. Se dedican a los leñosos (almendra, vid y albaricoque) y como él afirma “se trata de facturar 2 millones de euros o no facturar nada”. A pesar de las dificultades Sánchez lo tiene claro “o haces algo o te mueres. Las explotaciones tienen que ser rentables si queremos que haya relevo en el campo”.
Por otra parte, en Lalueza (Los Monegros oscenses), cerealistas y con sus terrenos ya desde hace años en regadíos van a construir una balsa para el riego por peso y dejar atrás los elevados costes que acarrea la aspersión y que amenaza su productivas. Más de 2.350 hectáreas (repartidas en 250 propietarios, aunque no todos de ellos en activo) se regarán por peso al construirse una nueva balsa en altura según nos comenta el presidente de la comunidad, Jorge Martín. Este proyecto ha contado con el apoyo del Programa de Desarrollo Rural en la modernización de regadíos en gran parte por el innegable ahorro energético que va a suponer y no sólo para los bolsillos de los regantes sino para el medioambiente.