Aragón se sitúa como la sexta región española en la producción de aceite de oliva según los datos del Ministerio de Agricultura del año 2018. Andalucía se encuentra a la cabeza con algo más de 951.000 toneladas; nosotros, 17.363, de ellas, 12.049 de aceite virgen extra. En Aragón se encuentran activas 104 almazaras: 43 en la provincia de Zaragoza, 33 en la de Teruel y 28 en Huesca.
En los momentos actuales, no se trata tanto de incrementar la producción como de mantener este cultivo tradicional y posicionarlo en el sector del aceite de calidad. El olivo, como tantos aspectos de la vida del mundo rural, no es ajeno al proceso de despoblación y muchas hectáreas se han ido abandonando, al igual que han ido cayendo en el olvido algunas de nuestras variedades autóctonas.
Frenar este proceso de pérdida del olivar tradicional y trabajar el olivo como medio de futuro y símbolo de un lugar concreto es lo que pretenden dos iniciativas diferentes pero, a la vez, muy unidas y pegadas a la tierra: apadrina un olivo en Oliete (Teruel) y la creación de una denominación de origen en el Somontano (Huesca).
UNA D.O. DEL ACEITE PARA EL SOMONTANO
En el Somontano de Barbastro se ha iniciado el proceso para lograr una denominación de origen (DO) del aceite que se uniría a las dos que ya existen: la de Sierra del Moncayo y la del Bajo Aragón.
Esta idea de conseguir una do arranca de muy lejos como señala el anterior presidente de la Comarca del Somontano, Jaime Facerías “yo veía la necesidad, hablaba de ello y nada… todavía no había llegado el momento”. De hecho, uno de los máximos representantes de una de las almazaras declaró a esta periodista hace varios años que para qué querían esta certificación si tenían todo el aceite vendido. La sensibilidad respecto al olivar ha cambiado y este mes de julio se celebraba en Barbastro la primera reunión del grupo de cooperación «El olivo y el aceite, un valor para el desarrollo del Somontano» con la participación de 15 entidades distintas. Las cinco almazaras que molturan aceituna en el Somontano (Cooperativa la Unión de Salas Altas, Cooperativa San Antonio, Ecostean, Ferrer, y Noguero) son los socios beneficiarios del proyecto, quienes realizan el gasto y reciben la subvención.
También participan como socios colaboradores otras entidades: CEDER Somontano (coordinador), Comarca de Somontano de Barbastro, Jóvenes Agricultores, UAGA, dos entidades de investigación (Escuela Politécnica de Ingeniería Agrícola de Huesca y Laboratorio Agroambiental) y tres propietarios de marcas comerciales de aceite (Aceite de Artasona, Cooperativa San Lorenzo de Estadilla y Biocastillazuelo).
Al menos, llevará dos años recabar toda la información y los análisis exigidos para optar a una DO que, en última instancia, aprueban el Gobierno de Aragón y la Unión Europea. Este proyecto buscar asentar población a través de un cultivo ancestral y diferencial del Somontano como es el olivar tradicional que ha sufrido, en las últimas décadas, una gran recesión. Mariano Altemir, presidente del Ceder Somontano indica que «lo primero de todo, producir aceite debe ser rentable. A esto se suma su valor paisajístico y patrimonial. La DO nos permitiría competir en calidad y abre la posibilidad de estimular este mercado y de darle futuro”. La escasa producción del olivar del Somontano, unos 4 millones de kilos de aceitunas al año de media, no son un impedimento puesto que ya existen otras denominaciones «pequeñas» como la de Sierra del Moncayo.
El Centro de Desarrollo del Somontano coordina este proyecto para el que se ha obtenido una ayuda de 54.690,40 € del Programa de Desarrollo Rural de Aragón.
`APADRINA UN OLIVO´ EN OLIETE
En Andorra Sierra de los Arcos se sitúa la localidad de Oliete. No es necesario ser un lince para comprobar la importancia del olivar en el propio nombre del pueblo.
Oliete guarda unos 100 mil olivos centenarios en sus tierras (la mayoría empeltre, pero también variedades locales como royal y manzanota). En una zona de montaña entre los 600-800 metros de altitud, con unas características que han hecho de su olivar un lugar poco mecanizable, con escasa productividad y que arrastró su almazara al desuso. Esto, unido al envejecimiento de la población y las sucesivas migraciones, han sumido al olivar en un estado de profundo abandono y a la población en una delicada situación socio económica con riesgo de perder la escuela y algunos servicios. `Apadrina un olivo´ nació en 2013 con la ilusión de recuperar el olivar centenario. Alberto Alfonso Pordomingo, cofundador, explica que “cada área rural posee algo propio, característico, es lo que se debe poner en valor
Este proyecto de emprendimiento social ha generado un alto impacto en varias áreas. Por citar algunas: en medio ambiente por la recuperación de unos 8 mil olivos, en economía (el olivar recibe unas 3 mil visitas al año, los servicios han repuntado y se han asentado nuevos vecinos, además de retomar la producción y comercialización de aceite) y además, dan trabajo a personas con discapacidad intelectual (a través de la Asociación Turolense de Personas con Discapacidad Intelectual ATADI). Se ha puesto en marcha una almazara con 60 socios y como explica Alfonso “se generan conexiones entre el mundo urbano y el rural”. Ellos acudieron al Programa de Desarrollo Rural y recibieron ayuda del programa LEADER para la puesta en marcha de la almazara y del centro experimental del aceite, extremando la calidad del producto.
Alfonso Pordomingo reclama ayuda para exportar su idea “el propio presidente de Aragón, Javier Lambán, nos indicó que nuestra idea se podía transferir a otros lugares ¡por supuesto, estamos convencidos de ello! Pero necesitamos ayuda. Cada lugar en el medio rural cuenta con recursos endógenos ¡se deben aprovechar! y con el apoyo de las nuevas tecnologías pueden suponer un revulsivo para que los pueblos no perezcan. Además, no hay que rendirse nunca porque todo son imposibles y el inmovilismo nos aniquila”.