Muchos territorios, tanto de Aragón como de España, se han caracterizado por su larga historia minera, territorios en los que no solamente su economía se ha basado en la extracción, transformación y transporte de algún elemento relacionado con la minería, sino también su conjunto de actividades de la vida diaria.
El proyecto de cooperación ‘Tierras Mineras’ nace de la necesidad de dinamizar estos territorios por medio de la puesta en valor de su patrimonio minero. Para ello, esta iniciativa ha establecido como objetivos aprovechar el potencial endógeno de estas explotaciones, para convertirlas en un motor económico y un eje vertebrador de las economías locales. Asimismo, se busca generar una producción científica, normalmente asociada al turismo de bata blanca, aquel que se realiza por parte de instituciones educativas como universidades, institutos, centros de investigación, etc.
‘Tierras Mineras’ no sólo ha involucrado a Grupos de Acción Local de Aragón, sino que ha conseguido una cooperación interterritorial con otros dos grupos, uno de Andalucía y otro de Castilla La Mancha; convirtiéndose en el segundo proyecto LEADER de España en reunir grupos de distintas procedencias.
La razón es su compleja coordinación entre los socios, pero Manuel Llorens, gerente de OFYCUMI (grupo coordinador de este proyecto), ha encontrado la fórmula:
“Trabajamos bajo un marco común y luego cada uno elige. Lo suyo sería que cada uno hiciera un catálogo de lo que tiene en su zona, y luego decida cómo distribuye el dinero. Es decir, el coche es el mismo, pero lo vamos a pintar cada uno de un color”.
La realidad territorial del proyecto son las instalaciones industriales que antaño eran generadoras de empleo, pero que a lo largo del tiempo han quedado sin uso. Por lo tanto, el objetivo es que un recurso endógeno sea convertido en un producto que genere actividad económica.
¿Un ejemplo sería la mina de Escucha?
Sí, pero nosotros lo que queremos es articular el conjunto. Aquí, en Cuencas Mineras, la mina de Escucha ya está funcionando muy bien. Entonces dices, «vale, voy a aprovechar eso». Pero la central térmica de Aliaga, que es una auténtica joya, no tiene ningún tipo de puesta en valor. Nuestra idea es que cuando tú llegues a la central térmica puedas usar el móvil, para escanear unos códigos con los que veas la central de hace 50 años funcionando.
La aplicación móvil es un recurso tecnológico muy útil en proyectos con una financiación ajustada. “Al final lo que quieres es que esto comience a moverse de alguna manera y esto es una forma de comenzar relativamente económica y muy efectiva”, señala el gerente de OFYCUMI.
En el caso del Grupo de Acción Local ADIBAMA, su ámbito de acción se localiza en las comarcas de Bajo Martín y Andorra-Sierra de Arcos, aunque sólo ésta última es considerada una comarca minera. José Vicente Querol, gerente del grupo, explica que el reciente cierre de la central térmica ha supuesto un “momento crítico acerca del futuro de esta comarca”. No sólo afecta a Andorra, sino también al Bajo Martín, ya que se veía influido por el empleo minero.
“Cuando se planteó este proyecto entendimos que debíamos estar, es una forma de diversificar la economía de la zona, porque si este proyecto sirve para impulsar un cierto turismo, que tengamos más visitantes, con eso mejoramos el sector turístico-hostelero de la zona, digamos que todo encaja”.
En este territorio turolense, el gerente de ADIBAMA tiene claro que deben centrarse en la promoción y difusión del patrimonio minero-industrial con el que cuentan:
“Nosotros participaremos en todo, la promoción, Internet, Redes Sociales… Luego nos gustaría desarrollar algunas particularidades de la zona, por ejemplo, trabajar con el museo minero MWINAS y con un pequeño museo de Ariño. Después, hay alguna particularidad, como el tema de documentación y archivo, que se ha generado en torno a la minería, para dejar constancia de la historia de estas comarcas en los últimos 60 años”.
Por lo tanto, José Vicente Querol espera que este proyecto coloque en el mapa «el patrimonio minero-industrial de estas comarcas, que sea reconocido como parte del patrimonio de todos y que sea atractivo para el turismo”.
Fuera de Aragón, el grupo de Desarrollo Rural del Valle del Alto Guadiato, Córdoba, ha decidido unirse a este proyecto. Francisca Vicente, gerente del grupo, señala que en su comarca “la tradición minera ha marcado su historia, sobre todo en el siglo XX, siendo la principal fuente económica. Como en todos los sitios, la economía se va abandonando, pero nos va quedando el patrimonio que creemos que es susceptible de poner en valor y que ahora como riqueza patrimonial puede ser una fuente de riqueza para nosotros”.
En esta zona de Córdoba, la minería ha sido mayoritariamente del carbón, aunque su historia se remonta a la época romana y la actividad metálica. “La industria extractiva del carbón ha llevado asociada una industria bastante importante, que provocó que hubiera un cerco industrial con muchísima industria: fábricas de ladrillo, de textiles, empresas de químicos… Una industria que ha dejado fábricas, chimeneas, restos en la zona y todo esto unido al modo de vida de la gente, la forma del pueblo, de las viviendas… en todo ha quedado esa huella de los que han utilizado esa economía el siglo pasado”, explica Francisca.
Por ello, su grupo va a centrar las medidas en poner en valor todo el patrimonio con el que cuentan para sensibilizar sobre la importancia que tiene. Para ello, primero es necesario inventariarlo, es decir, “tenerlo recogido para poder mostrarlo”, señala.
El proyecto «Tierras Mineras» es un claro ejemplo de la puesta en valor de los recursos propios del territorio para la activación del turismo y la economía local. Por medio de las nuevas tecnologías, se ha conseguido plantear un producto mucho más barato y eficaz, porque lo único que necesitamos es elevar el móvil para transportarnos al pasado.