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Marcos Repullés

Marcos Repullés, natural de La Puebla de Híjar, es carpintero de profesión pero lleva en el mundo de la música desde 2003. Ha formado parte de varios grupos musicales y en 2007 decidió sumergirse en la organización de eventos como miembro de la organización del festival musical “Zafán Rock”. Su último proyecto centra el foco en la cultura y artistas del medio rural, llenar el territorio de eventos culturales con Producciones Meyanuei, proyecto enmarcado en La Era Rural, una plataforma diseñada para impulsar a los jóvenes con iniciativas en el mundo rural. 

Laia Salvador , nacida en Barcelona y a punto de instalarse en La Puebla de Híjar, ha trabajado desde 2016 en espacios socioculturales organizando eventos musicales y multidisciplinares. Como historiadora del arte se ha especializado en la dinamización comunitaria y la animación sociocultural, áreas a las que se dedica actualmente. Colabora con Marcos en su último proyecto, en el cual busca transitar a lo rural y aportar su experiencia a Producciones Meyanuei. 

Marcos, ¿cómo nace Producciones Meyanuei? 

La idea de montar la empresa surge a raíz de que compré un equipo de sonido, y como soy autónomo y puedo facturar, decidí que sería buena idea poder darle algo de uso haciendo alguna cosa en el pueblo. De momento la idea era simplemente hacer alguna sonorización de música en directo, pero como tanto yo como mi pareja tenemos bastante experiencia organizando eventos, decidimos poder dar el servicio también de organizar eventos completos. 

¿Qué evolución ha tenido? 

Pues la verdad es que la evolución ha sido corta, prácticamente nos estábamos empezando a mover para darnos a conocer por los ayuntamientos del Bajo Martín, esperamos que cuando pase la crisis podamos empezar a hacer algo. 

¿Cuál es vuestra meta? 

El objetivo principal es poder acercar la música en directo y la cultura en general al medio rural, en especial a la comarca del Bajo Martín. Apostar por artistas del territorio con una oferta variada y de calidad e intentar darle un giro a las fiestas patronales, que es donde se invierte el dinero, para que no sean todos los días de las fiestas iguales. Sabemos que es complicado por la mentalidad que hay en las zonas rurales, pero por intentarlo tampoco perdemos nada. 

¿Cómo os ha afectado la pandemia? 

Pues como a todo el mundo del sector, frenazo en seco de toda actividad posible y a esperar que todo se solucione y se pueda empezar a hacer alguna cosa. Afortunadamente no es la única actividad a la que nos dedicamos y podemos seguir trabajando en otras cosas. 

Laia, has estado trabajando mucho con la plataforma La Era Rural para impulsar el proyecto, ¿cómo os ha ayudado? 

Formar parte de la Era nos ha servido de momento para poder estar localizados en el mapa y, a la vez, poder conocer y darnos a conocer entre otras iniciativas socioculturales que también están inscritas en este proyecto. Sacamos de positivo la red y soporte que nos estamos aportando, dada la situación que estamos viviendo con la COVID-19, entre otras jóvenes emprendedoras y nuevos proyectos que están surgiendo. 

¿Habría sido posible desarrollar su proyecto sin iniciativas como ésta? 

Sí, aunque está claro que tejer redes es muy importante. Nosotros justo llevamos un año con Producciones Meyanuei y justo ahora que empezábamos a movernos por el territorio se nos ha venido la pandemia encima. 

Los proyectos pueden surgir en cualquier parte, de una simple idea puede surgir un gran proyecto, pero iniciativas como La Era Rural ayudan, sin lugar a dudas, a impulsarlos y acercarlos a agentes del territorio que posiblemente por otro medio no nos podríamos acercar. 

Además, entrar en la Era Rural y ver la cantidad de proyectos tan diversos que hay, el esfuerzo que le está poniendo cada persona que hay detrás, y el cariño con el que se intenta impulsar da un empujón de ánimos. 

Desde vuestro punto de vista, ¿cómo va a ser el futuro de la cultura en el medio rural? 

Difícil saberlo. Este año por la situación que vivimos se recortará, como siempre lo primero, las partidas de cultura y festejos. Está claro que se puede prescindir de las fiestas, pero la cultura es necesaria. No olvidemos que cuando empezó el confinamiento, las primeras que se movilizaron fueron las artistas y músicos que inundaron balcones y las redes sociales con su arte. En esto la sociedad fue, directa o indirectamente, consciente de lo necesaria que es la cultura y el arte. No se nos puede dejar en la estacada a todas las personas que trabajamos para la cultura. A nuestro modo de ver, ya se invierte poco en arte de calidad en el mundo rural. 

En las zonas rurales, donde no existe la masificación de las ciudades y barrios periféricos, se puede y se debe ofrecer cultura de calidad ya que se pueden implementar fácilmente las medidas de sanidad y seguridad. En los pueblos tenemos espacios abiertos accesibles que pueden acoger distintos tipos de artes escénicas y que cumplen con la normativa requerida. 

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