José Edo Gargallo es el presidente de Agujama desde octubre de 2019, pero en su mochila lleva un gran bagaje en lo que programas LEADER se refiere. En el periodo LEADER PLUS 2002-2008 también fue presidente y gestionó una gran variedad de proyectos de la comarca Gúdar Javalambre (Teruel) por medio de este Grupo de Acción Local.
¿Qué balance hace del actual periodo del Programa de Desarrollo Rural?
Lo que detecto es que el programa ha perdido frescura y cercanía por motivos de diversa índole. Este programa se ha visto afectado por la nueva normativa en materia de ayudas públicas y de transparencia, lo cual no es negativo si se mantiene cierto equilibrio en su interpretación y adaptación a los proyectos que se presentan, siempre dentro de los parámetros normativos pero con la holgura y flexibilidad que la propia Unión Europea facilita. No obstante, AGUJAMA ha ido manteniendo en sus anualidades una equiparación entre el presupuesto programado y las ayudas concedidas, salvo en la última de 2019, que hemos notado un descenso de las solicitudes y, sobre todo, una subejecución de muchos proyectos a la hora de justificarse, y que estamos analizando internamente.
¿Qué ha significado para su grupo?
El programa LEADER 2014-20 es el tercero de los programas gestionados desde AGUJAMA y puedo afirmar que este periodo ha supuesto la consolidación del Grupo como entidad gestora y con experiencia en la gestión de ayudas comunitarias, conociendo los entresijos propios y ganando anticipación a los problemas que puedan surgir.
¿En qué han incidido fundamentalmente dichos fondos?
En el sector privado, atendiendo en muchos casos microproyectos de inversión de empresas ubicadas en los pequeños y medianos municipios que conforman el territorio, y en reanimar la inversión productiva que quedó tocada tras la crisis de 2008. La asignación de ayudas a proyectos públicos y municipales es, en términos globales, escasa (apenas llega al 20 %). La incidencia es, por tanto, directa en la creación de empleo.
¿Qué proyectos destaca?
Dado que citar algunos concretos de entre los más de 200 aprobados sería difícil, me inclino por destacar en términos globales los proyectos de carácter agroalimentario (transformación de trufa, secaderos de jamón…), los industriales apostando por la innovación y adaptación tecnológica y los turísticos de consolidación para empresas y establecimientos ya existentes. Han faltado proyectos innovadores, pero se han consolidado algunos que se iniciaron en anteriores periodos. En clave no lucrativa y municipal, han abundado los proyectos de eficiencia energética y los relacionados con el medio ambiente.
¿Por qué son importantes las ayudas LEADER para la comarca?
Por la toma de decisiones cercana a los beneficiarios y por la ausencia de politización en la distribución y asignación de ayudas. LEADER es dar protagonismo a las juntas, a las personas que altruistamente emplean su tiempo en pensar, debatir y decidir por el futuro de sus pueblos. La existencia de oficinas y los equipos técnicos diferencian también este programa de otros y su papel de amortiguar la gestión y preparación de los expedientes los hace necesarios, aunque como decíamos más arriba, no debe ser ése su exclusivo papel. La financiación LEADER se ha visto mermada en 10 años a la mitad de lo que se asignaba y puedo decir -con conocimiento- que las necesidades del medio rural y de sus empresas se han multiplicado. Quizá las empresas no se planteen invertir como lo hacían antaño, pero sí necesitan una buena conexión a Internet, una promoción diferente y una adaptación tecnológica. En todas esas necesidades, muchas de ellas propias de inversiones públicas, podría y debería actuar el Grupo.
¿Cómo ha afectado la pandemia?
Hemos recibido tres o cuatro renuncias de proyectos que ya estaban aprobados con anterioridad a ella. Se intuye una relajación en el músculo inversor de las empresas más medianas, que aguardarán a mejores ciclos para crecer. Pero lo que más nos preocupa es el factor económico que conlleva esta situación, tanto en los emprendedores, como en los consumidores/clientes, como en la necesaria y constante inversión que debe operarse desde las administraciones para la mejora de servicios e infraestructuras rurales.
¿Qué mejoraría en el próximo periodo?
Un programa que sea valiente en su configuración y que eche mano de las flexibilidades y herramientas normativas que hay para ser aplicadas a LEADER por su especificidad y notoriedad, gritando fuerte que éstas no son unas ayudas cualquiera. Es fundamental que los Grupos recuperen su capacidad para promover proyectos por ellos mismos, porque es básico para atender las acciones que no pueden hacer otras estructuras y entidades. Y, por supuesto, una financiación digna, acorde a lo previsto en las estrategias, sin sorpresas ni sobresaltos ni desconfianzas. La plurianualidad de la financiación debe ser un objetivo en la aplicación presupuestaria, dado que es posible y legal. Otro periodo LEADER con un “más de lo mismo” podría ser una muerte anunciada.