En Entrevistas

 

En multitud de ocasiones, los grandes proyectos eclipsan el trabajo callado de los técnicos que hacen mejor el día a día de agricultores y ganaderos. Son proyectos pequeños, alejados de los focos mediáticos, que abarcan problemas concretos con soluciones a veces complicadas.

Jesús Cancer Pomar está al frente de un equipo entregado a esa tarea que gestiona directamente, dentro del Programa de Desarrollo Rural de Aragón, las medidas de transferencia del conocimiento (1.2) y las ayudas a razas autóctonas (10.2). Participa también en el apoyo de trabajo de campo de la medida 16. Grupos de Cooperación y Operativos.

¿Lo suyo es el milagro de los panes y los peces?

El equipo del Centro de Transferencia Agroalimentaria del Gobierno de Aragón (CTA) ha sido capaz de generar en los últimos años un cambio sustancial en las dinámicas de las líneas de ayuda de la medida de Transferencia. Con un presupuesto de alrededor de 430 mil euros (en ese apartado), hemos conseguido aprobar 105 solicitudes en 2020. No es un milagro, se debe a la vocación experimental del sector que necesita implementar soluciones prácticas a los trabajos de investigación que cada día son publicados. Se trata de estimular y facilitar los medios para que la innovación se acerque y sea incorporada a la actividad de nuestro sector agrario.

105 solicitudes son muchas.

No, porque hacen referencia a cuestiones muy específicas. Ante un problema concreto buscamos una solución, que luego puede ser factible o no factible. Pero lo que nos interesa en cualquier caso es el resultado. Los proyectos presentados se distribuyen en los ámbitos de la ganadería, fruticultura, viticultura, cereales y hortícultura. La concurrencia es muy alta en interés y número de los trabajos.

La labor del CTA no es muy conocida.

Así es. Por ello, trabajamos asimismo en la difusión de nuestros trabajos. Detrás de ellos hay un importante nivel técnico. Estamos trabajando con la élite en investigación en numerosos aspectos: nutrición vegetal y animal, inseminación, gestión de purines, bienestar animal, cambio climático, contaminación difusa, etc. El apoyo al trabajo de campo que hacemos desde el CTA en los grupos de Cooperación y Operativos, nos da una visión privilegiada sobre el terreno de cómo está la innovación agroalimentaria en Aragón.

Entre los proyectos de transferencia, hay algunos en los que la función del CTA permite resolver problemas del día a día del medio rural. Como el ejemplo de la raza Mastín del Pirineo. Gracias a una de estas ayudas investigamos la displasia de cadera del mastín. Un animal de defensa que debe reunir una capacidad física adecuada. A este respecto, se ha conseguido mejorar la raza y que una única asociación gestione la raza.

Las razas autóctonas es el objetivo de otra de las medidas del Programa de Desarrollo Rural que se gestiona desde el CTA.

Si. En Aragón tenemos 15 razas autóctonas de las que nos gustaría difundir sus características, ubicación geográfica y otros datos de interés que las harían más cercanas a la sociedad. A través del Área de Ganadería del Centro disponemos de un banco de recursos genéticos de las razas aragonesas que nos permite preservarlas y mejorarlas.

El germoplasma es una de sus fortalezas.

No cabe duda de que se ha hecho un gran trabajo en ese sentido tanto en las razas como en agricultura y ganadería. En el caso de la vid, disponemos de la información genética de las 700 especies de vid autónoma de Aragón. De su importancia da muestra el hecho de que la selección clonal de la garnacha tinta que se emplea en España ha salido del Centro. Pero tener una selección de este tipo no es fácil; en ese cometido el equipo ha invertido 20 años y continúa trabajando en otras variedades.

Acaba de publicarse la convocatoria de ayudas ¿Cuál es el próximo reto?

Acaba de ponerse en marcha una nueva convocatoria en transferencia y razas. Esperamos que la afluencia de proyectos sea tan importante como en las anteriores y que se alcancen sus objetivos.

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