Entre 2018 y 2020 ha trabajado un grupo de cooperación con el objetivo de lograr un modo de medir el engrasamiento en vivo de la carne de ovino en explotaciones ganaderas.
De acuerdo con el estado actual de la técnica se disponían de dos sistemas que, a priori, podían dar solución: la impedancia bioeléctrica y los ultrasonidos. Tras evaluar ambas se decidió que la más adecuada en el caso de los corderos eran los ultrasonidos. La impedancia exigía inmovilizar al animal por un cierto tiempo (no corto) y en general resulta un método más complejo y costoso. Además, hay que tener en cuenta que el sistema se debe adaptar a las mangas del cebadero. Este proyecto implicaba el desarrollo de un software adecuado.
Al término del proyecto se ha logrado un software capaz de trasladar a milímetros la imagen de grasa obtenida por el ecógrafo y se dispone de una instalación que se adapta a la manga del cebadero. Asimismo, el software clasifica a los corderos por tres niveles de engrasamiento así como macho o hembra, engrasamiento en vivo y ofrece el nivel de grasa en un punto de la espalda del animal.
No obstante, para su utilización de forma masiva se necesita una empresa que pueda realizar esta instalación de forma permanente y no de prototipo y que se pueda comercializar.
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